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¿Por qué Prioriza?
En uno de sus habituales paseos matutinos, un anciano y experimentado maestro se detuvo junto con sus alumnos en un claro del bosque, saco de su alforja un frasco de cristal y una docena de piedras. Despacio y cuidadosamente colocó las piedras dentro del frasco, de una en una, hasta que no cupo ninguna más. Entonces preguntó a los alumnos:
– ¿Está lleno el frasco?
El grupo contestó afirmativamente. Con una sonrisa en la cara, el maestro sacó un saquito de gravilla y comenzó a verterla sobre las piedras. A la vez, agitaba el frasco para que la grava fuese ocupando los huecos libres ente las piedras. Cuando ya no pudo poner más grava en el frasco, volvió a preguntar:
– ¿Está lleno el frasco?
En esta ocasión, los pupilos respondieron:
– Probablemente, no.
El maestro respondió con una sonrisa de complicidad. Sacó en esta ocasión un saquito de arena, y comenzó a echarla sobre las piedras y la grava, rellenando fácilmente todos los espacios. De nuevo realizó la misma pregunta, a la que el grupo contestó con toda seguridad:
– No.
Entonces, nuevamente introdujo su mano en la alforja y esta vez extrajo una botella con agua, vertiendo el líquido sobre el frasco con piedras, grava y arena, hasta que el agua alcanzó el borde. En ese momento miró a sus alumnos y dijo:
– Bien, ¿qué sacamos en claro de todo esto?
Uno de ellos respondió:
– La conclusión es que no importa como de ocupados estemos, si trabajamos duro y nos esforzamos siempre podremos hacer un poco más de lo que hacemos ahora.
– Esa es una conclusión no solo errónea sino peligrosa
Respondió el maestro.
– ¿A dónde nos lleva? ¿Nos conduce claramente a la felicidad? No queridos alumnos. La verdadera enseñanza que podemos extraer es que si no metemos las piedras en el frasco al principio, luego ya no habrá manera de hacerlo. ¿Cuáles son las piedras en vuestra vida? ¿Más tiempo con los seres queridos? ¿Perfeccionar la formación? ¿Disfrutar en el trabajo? ¿Mejorar la salud?. Si no dedicáis parte del tiempo a priorizar (poner las metas principales por delante de lo demás) entonces estaréis usando vuestro tiempo para cosas menos importantes.
¿Cuántas cosas hacemos en la vida? ¿Cuántas en una jornada de trabajo? Muchas, indudablemente. Pero lo que hacemos no siempre responde a unos fines racionales sino que en bastante ocasiones es fruto del azar, de la rutina, de la irracionalidad o de la voluntad ajena. El problema consiste en que no sabemos (o no queremos) priorizar las cosas que hacemos en función de los objetivos que deseamos alcanzar. El dramatismo está en que podría suceder que aquello que hacemos con más frecuencia o más intensidad no sólo no nos permite alcanzar lo que deseamos sino que nos aleja sistemáticamente de ello.
Podemos saber en teoría qué es lo que queremos, pero la práctica muestra otra cosa:
No dudamos de que hacer deporte es mejor que el sedentarismo. Estamos seguros de que cierto tipo de comida es saludable y de que otras son perniciosas. Tenemos pocas dudas respecto a lo pernicioso que es el tabaco o el exceso de alcohol. Sabemos que algunas críticas o comentarios malintencionados pueden herir o perjudicar a otros y a nosotros mismos. Sabemos todo eso y mucho más, pero…
Lo sabemos en teoría pero, en la vida cotidiana, es probable que no establezcamos las prioridades de la forma adecuada y deseable.
¿Por qué no lo hacemos? Por rutina, por comodidad, por falta de reflexión, por falta de voluntad y por que nos dejamos llevar, porque caemos en trampas que nos tienden diversos agentes interesados en nuestro dinero, en nuestra actividad o en nuestro tiempo,…
¿Cómo se aprende a establecer prioridades? Las personas inteligentes saben plantearse OBJETIVOS y desarrollan ESTRATÉGIAS coherentes para alcanzarlos. Otras veces es la propia vida la que nos golpea violentamente, con alguna mala o alguna buena noticia, y es en esos momentos cuando parece como si nos depertáramos y nos hicieramos conscientes de lo que realmente estamos haciendo con nuestra vida.
Esto que se acaba de plantear a nivel personal es perfectamente válido para la sociedad, para instituciones, para proyectos, etc…. ¿Qué es lo más importante en cada uno de ellos? ¿A qué deben dedicarse? ¿cuáles son sus objetivos y estratégias para alcanzarlos? No es extraño que, al olvidar establecer prioridades, estemos avanzando en algunos aspectos intrascendentes y deteriorando la convivencia y los valores hasta extremos inquietantes. Grave error el no saber priorizar y más grave aún hacerlo de manera equivocada.
Y tú, ¿cuales son tus OBJETIVOS? ¿cuál es tu ESTRATÉGIA y qué deberías estar haciendo para alcanzarlos?
Referencias:
Fotos tomadas de: http://www.bradleygauthier.com
Historia leida y adaptada de:
http://blogs.opinionmalaga.com/eladarve